El pronóstico de un ex mandatario (del mismo signo político gobernante): “Estamos viviendo un momento pre-anárquico y la anarquía tiene olor a sangre” y, el silencio de las autoridades en la mayoría de los casos y, en otros apoyos entusiastas lamentables, ante el escenario de ocupaciones ilegítimas y usurpaciones de terrenos urbanos y predios rurales nos tiene que llamar a la reflexión de todos aquellos que realmente defendemos el sistema democrático y republicano.
La pregunta queda formulada: ¿las usurpaciones constituyen el momento pre-anárquico? ¿Y esa anarquía (usurpaciones) traerá olor a sangre?
Pretendemos no solo posiciones indubitables, conforme a los principios constitucionales y las leyes vigentes, sino acciones preventivas de la autoridad policial que eviten las usurpaciones y, de las autoridades judiciales, que rápidamente restituyan los derechos conculcados.
Exigimos de la dirigencia política el repudio de las ocupaciones y usurpaciones, la clara explicación de que esas conductas no solo constituyen violaciones a la ley, sino que además, al ser hechos violentos pueden desatar también una violencia no querida y que nos introduzca en el momento pre-anárquico que vaticina quien fuera Presidente de la Nación.
No se nos escapa que más del 40 % de la población se encuentra bajo la línea de pobreza, sin trabajo ni vivienda. Pero el camino para solucionarlo no pasa por las ocupaciones ni usurpaciones.
El Estado posee una gran cantidad de inmuebles urbanos que pueden ser destinados a vivienda y tierras fiscales ociosas, que pueden ser afectados al sistema productivo; también existen bienes inmuebles confiscados al narcotráfico y a la corrupción (miles de hectáreas), que podrían tener similar destino, sin necesidad de violar derechos de raigambre constitucional.
El país requiere de una dirigencia que exhorte a la pacificación de los espíritus y la adopción de medidas eficaces que permitan revertir la situación social, pero todas ellas deberán compadecerse con nuestro marco legal y republicano, para que esos presagios de “olor a sangre” se desvanezcan.
Estudio Jurídico Araujo Abogados